... que desconocía y agradablemente descubrí en mi camino "lectoral". En ese camino conocí a un señor llamado Leopoldo Lugones, cuyo nombre no resonaba en mi cabeza más allá de figura política, de ideologías desconocidas, y de calle Porteña nombrada sucesivamente en casa. El señor resultó ser un fantástico cuentista fantástico, sí. Otro día, hace mucho tiempo, en voz ajena llegaron a mis oídos palabras de cierto cronopio que supo transformarse en el gran escritor admirado por este guardabosque. Esas letras cortazarianas me captaron en ese universo y nunca me dejarán salir de él. Y el universo alguna vez se volvió un laberinto donde me crucé con un hombre ciego de lengua muy experimentada. Letras de lugares que Borges transforma en universos propios. Tan propios como las tierras de los Confines, allí donde los Husiihuilkes defienden las Tierras Fértiles del mal proveniente del viejo continente. Historias de Liliana Bodoc que rememoran sin duda la colonización. Parecidos intencionales. Parecidos como los personajes de Sasturain que me he cruzado en el camino, yendo por vueltas sin sentido.
Y todavía me quedan muchos grandes escritores argentinos por disfrutar, algunos esperando en mis estantes, otros esperando en la lista de ser comprados, e incluso aquellos que aún no han salido a la luz.
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