Algunos pocos saben que soy un aficionado de la numismática,
al más bajo nivel, pero aficionado en fin. Dicho de otro modo, me gusta guardar
monedas especiales, guardar monedas y billetes viejos y etc.
Monedas de Italia, Brasil, Cuba, USA, Chile, Uruguay, Paraguay, Bolivia y muchas
argentinas.
Pero existe una moneda, en una cajita de edición limitada de sacacorcho y cuentagotas de Latitud 33º. Una entre varias monedas especiales y estampillas conmemorativas de Eva Perón. En esa cajita, esa moneda resalta entre las especiales. Entre esas monedas sobresale por la incógnita. ¿Cómo llegó una moneda australiana de 20c de 1998 al patio de mi casa?
Esta moneda la encontré en mi casa. Ella estaba entre troncos de leña en el fondo. Al principio estaba toda sucia y no se reconocía de qué moneda se trataba. Pero la lavé y mi sonrisa debe haber cruzado toda mi cara como casi nunca. De un lado la reina Elizabeth II y del otro, aunque tardé en reconocerlo, un hermoso ornitorrinco. ¡Sí, un ornitorrinco en una moneda!
La duda que despierta es cómo llegó allí, si de mi familia nadie estuvo en Australia (a pesar que tenemos cierta quasi-historia con la tierra de los canguros), ni los vecinos ni nadie conocido que haya visitado la casa. Tratar de reconstruir el camino que hizo esa moneda es jugar a las adivinanzas con cientos de hipótesis, que podrían incluir una serie de eventos desafortunados, generación espontánea, hasta viajeros en el tiempo, etc.
Una de las hipótesis alternativas que más sostengo es que la moneda llegó con la leña luego de un juego de pases de manos. Tal vez un leñador tenía esa moneda regalada por alguien conocido y la perdió entre el cargamento. Tal vez era de su padre, de su madre, de su hermana o hermano, o de un amor perdido. Quién sabe la historia de novela que recelosamente oculta.
Pero existe una moneda, en una cajita de edición limitada de sacacorcho y cuentagotas de Latitud 33º. Una entre varias monedas especiales y estampillas conmemorativas de Eva Perón. En esa cajita, esa moneda resalta entre las especiales. Entre esas monedas sobresale por la incógnita. ¿Cómo llegó una moneda australiana de 20c de 1998 al patio de mi casa?
Esta moneda la encontré en mi casa. Ella estaba entre troncos de leña en el fondo. Al principio estaba toda sucia y no se reconocía de qué moneda se trataba. Pero la lavé y mi sonrisa debe haber cruzado toda mi cara como casi nunca. De un lado la reina Elizabeth II y del otro, aunque tardé en reconocerlo, un hermoso ornitorrinco. ¡Sí, un ornitorrinco en una moneda!
La duda que despierta es cómo llegó allí, si de mi familia nadie estuvo en Australia (a pesar que tenemos cierta quasi-historia con la tierra de los canguros), ni los vecinos ni nadie conocido que haya visitado la casa. Tratar de reconstruir el camino que hizo esa moneda es jugar a las adivinanzas con cientos de hipótesis, que podrían incluir una serie de eventos desafortunados, generación espontánea, hasta viajeros en el tiempo, etc.
Una de las hipótesis alternativas que más sostengo es que la moneda llegó con la leña luego de un juego de pases de manos. Tal vez un leñador tenía esa moneda regalada por alguien conocido y la perdió entre el cargamento. Tal vez era de su padre, de su madre, de su hermana o hermano, o de un amor perdido. Quién sabe la historia de novela que recelosamente oculta.
Si yo fuera vos, estaría escribiendo esa historia. La de la moneda, quiero decir. Atrapa.
ResponderBorrarSi alguna vez vas a Australia, asegurate de NO gastar esa moneda (y de invitarme, claro está :P ) !! Guardala y empezá a pensar la historia, que se la vas a tener que contar a tus nietos.
(tarde, pero te respondo)
BorrarPero no sos Yo... jaja.
No, esa moneda se guarda, como tantas otras que podría usar pero son de mi "colección".
Gracias por pasar y comentar, como siempre