Silencios abrumadores llenan el bosque hace meses. Fríos y húmedos meses de otoño e invierno... y la primavera de estas tierras.
Los goblins preocupados por su amigo. El que no estuvo por tres meses en estas tierras. Pero siempre estuve aquí.
Meses más, de silencios campestres, de músicas, de voces. Meses de cumplir con mandatos vencidos hace años. Deberes por cumplir que mi cabeza pospuso por años.
Los silencios se llenaron de jazz, rock y pop. De pianos, cellos, violas y violines. Y un poco de acordeón del Chango.
Hubo días buenos y semanas angustiosas. Tiempos de esperas por papeles urgentes, de quirófanos, de stents. Tiempos de alteración vivencial en estos lares. Tiempos... Tiempos que los goblins sabrán entender.
Pero también hubo helados y budines. Abrazos y sonrisas. Y alguna lágrima.
Pasaron horas, días, semanas, meses ya, de estar frente a este instrumento desarrollando lo último. Fueron días de hacer nuevas técnicas en algún laboratorio perdido fuera del Bosque. Muchos millares de segundos de música en oídos y palabras en dedos.
Y ahora quedará esperar...
Hubo días buenos y semanas angustiosas. Tiempos de esperas por papeles urgentes, de quirófanos, de stents. Tiempos de alteración vivencial en estos lares. Tiempos... Tiempos que los goblins sabrán entender.
Pero también hubo helados y budines. Abrazos y sonrisas. Y alguna lágrima.
Pasaron horas, días, semanas, meses ya, de estar frente a este instrumento desarrollando lo último. Fueron días de hacer nuevas técnicas en algún laboratorio perdido fuera del Bosque. Muchos millares de segundos de música en oídos y palabras en dedos.
Y ahora quedará esperar...
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