lunes, 31 de agosto de 2009

Cuando Twitter Entró en mi Vida Virtual

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Fue el pasado 22 de Agosto, cuando pensando en qué podría yo gastar el tiempo (tampoco tan literalmente hablando... jaja =P), decidí abrirme una cuenta en el ya famoso Twitter (no sé si masculino o femenino, pero me suena mejor así).
La verdad que antes no le encontraba ningún fin. Me parecía inútil escribir 2 palabras locas. Pero le encontré una vuelta de tuerca que me gustó.
http://moroccoblu.com/blogimages/twitter.pngEsa misma noche comencé a publicar, y en una semana tengo 30 tweets escritos. Obviamente no son muchos, pero algo es algo. Además, encontré la manera de que los tweets, a la vez, se publiquen en mi estado de Facebook. Pero en fin, aún no le encuentro un sentido completo a la página. Yo la uso más para seguir a otros, que para publicar yo.
Bueno, la cosa es que le encontré un punto que me gusta, y es el de seguir a famosos (qué cholulo quedo). Por supuesto no pongo a cualquiera, sino solo a aquellos que de verdad me gusta lo que hacen, por lo que solo tengo unos 10. En particular, me entretengo leyendo lo que publica Juanes. Estos últimos días estuvo hablando concretamente del recital por la Paz en La Habana, un proyecto denominado Paz sin Fronteras. Realmente siento que se compromete con lo que hace.
Además, es posible ver la parte más normal de los famosos. No sé si soy yo o qué, pero se los siente más humanos.
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"Nada, realmente nada, pero sucede que nada más nada no da nada sino que a veces da un poquito de algo." Libro de Manuel. Julio Cortázar.

martes, 25 de agosto de 2009

Esas Noches de Largos Pensamientos

Si hay algo para lo cual sirven las noches es para pensar.
La mayoría de las veces que me acuesto, me quedo inmerso en la oscuridad de mi habitación, acostado de un lado o del otro o boca arriba, bajo capas de sábanas y frazadas y cubrecamas, sin lograr dormirme inmediatamente. Veo pasar los minutos como si fueran segundos, mientras que en mi interior se desatan toda clase de pensamientos, en su mayoría tan personales que no los comparto. (Si algo me falta es tener a alguien a quien poder contarle todo, pero creo que primero tendría que cambiar un poco yo también.)
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Hay veces que le digo a mi cabeza "Basta, dejame dormir" o, peor, "¡Ya no quiero pensar en eso!" (nótese que esto último lo digo con cierto tono de enojo, porque por lo general son temas que ya me tienen podrido -tanto bombardeo social, televisivo o político me es intolerable en algunos casos-). Pero el cerebro no lo entiende y allí quedo yo confinado a lo que él decide. Creo que logra que yo tenga pensamientos de todos los tipos habidos y por haber: Pensamiento deductivo, inductivo, analítico, creativo, sistémico, crítico e interrogativo (no sabía la clasificación; Gracias Wikipedia).
Mas a veces se hace provechoso cuando aparece ese pensamiento creativo. Por ejemplo, hace unas noches atrás estaba en la cama, con los pies fríos, la frazada de polar cubriéndome el cuello y acomodándome para dormir, y algo pasó volando por mi mente; una reacción química rápida y fugaz desató una serie de transmisiones en mis neuronas (en alguna parte del cerebro que ya ni recuerdo)(digamos, se me prendió el foquito), tomé lo único que tenía a mano para escribir, o sea el teléfono celular, y surgió un relato corto de tan solo 40 palabras, que supongo que gramaticalmente es un desastre, pero que me gusta (aquí nótese que existe cierto punto del relato que expone un sentimiento que me es difícil expresar).

Y para cerrar esta entrada, los dejo con una cita del gran Galileo, a 400 años de su máxima invención: el telescopio.
"Parlare oscuramente lo sa fare ognuno, ma chiaro pochissimi." Considerazioni al Tasso. Galileo Galilei.

sábado, 15 de agosto de 2009

¿Pero qué pasó?

Esta es una entrada rápida, extraña (hasta cierto punto) y algo divertida.
El miércoles 5 de agosto rendí un examen final (que por suerte me fue bien y estoy refeliz por eso), y para despertarme a horario tuve que poner muchas alarmas la noche anterior. Vale aclarar, yo pongo las alarmas del celular cada 5 minutos en un rango de 30 minutos a 1 hora (jeje), junto a la radio que se prende y queda prendida hasta que me levante. Igualmente, cuando tengo algún examen los nervios me hacen despertarme con los primeros sonidos de la mañana.
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Esa mañana fue todo bien, pero no es la mañana que viene al caso. Las mañanas que hacen a la entrada son las de los 4 siguientes días.
Esas noches dormí bastante más tranquilo, descansé bastante, y me desperté a mi horario habitual (tarde como siempre, es decir al mediodía jaja). Las cuatro mañanas (casi mediodías) estiré la mano desde lo cama para agarrar el teléfono, que las noches anteriores había dejado en la cómoda de al lado de la cama, pero allá no estaba. Las cuatro mañana el teléfono había desaparecido de la cómoda.
Ante el no encuentro del teléfono lo busqué (sobre todo las 2 primeras mañanas, las otras 2 veces ya suponía dónde estaba) y lo encontré al lado de mi cabeza, debajo de los bordes de tela que sobran de la funda de la almohada. Allí estaba el muy descarado. Me hice la cabeza tratando de recordar el porqué, pero ningún porqué aparecía. No tenía nuevos mensajes, no tenía llamadas perdidas, nada...
Hasta que el cuarto día, en un momento de aburrimiento, de esos en que empiezo a toquetear el teléfono y a revisar cada cosa que tiene (aunque nunca descubro nada nuevo), encontré el porqué.
Me había olvidado de sacar la alarma diaria, esa que suena todos los santos días había quedado a las 7:10 de la mañana. Esa era la razón de que "amaneciera" con el teléfono al lado de la almohada. Y yo jamás reaccioné conscientemente a la alarma. Mi Yo Dormido tomaba el teléfono, apagaba la alarma y lo dejaba en el lugar donde esas cuatro mañanas lo encontré.
"Si así fue, así pudo ser; si así fuera, así podría ser; pero como no es, no es. Es cuestión de lógica." Lewis Carroll