domingo, 26 de mayo de 2013

IMM de Varios Meses

Estamos a mitad de año y todavía no había hecho un comentario sobre los libros que me he ido comprando. No he hablado de esas páginas que hicieron crecer el estante, que ya no tiene lugar. Pero heme aquí para dejarles una pequeña muestra de los libros físicos que pasaron a pertenecer al Bosque.
  • 62/Modelos para Armar, de Julio Cortázar. Unnovela cortazariana, en una edición deliciosa de Alfaguara, comprado allá por enero. Todavía en mis pendientes.
  • Clemente, de Caloi. Un tomo de la colección que salió con Clarín, que no es todo Clemente, sino una selección. Este, el primer tomo, recoge las primeras aventuras, y es genial.
  • Amor, de Isabel Allende. Primer libro de la autora en mi biblioteca, ganado en un concurso de Random House Mondadori. Tardó en llegar a mis manos, pero lo hizo, gracias a que la editorial aguantó casi un mes para que lo fueran a retirar.
  • El Espejo Roto, de Agatha Christie. Primer libro de la autora también. Me lo compré en Carrefour, como muchos de mis libros más nuevos, jaja. Nunca probé sus letras, así que veremos.
  • Los Días del Fuego, de Liliana Bodoc. La tercera parte de La Saga de Los Confines. Podré saber al fin cómo termina esta fantástica historia. Este me lo regaló una amiga por cuidarle las plantas durante el verano. Es una de las ediciones de Norma, anterior editorial que publicaba esta saga. Estoy deseando mucho leerlo. Tengo un conflicto con El Nombre del Viento, pero creo que este le ganará por ser el libro final.
Estos son los nuevos integrantes que han llegado a mi biblioteca, pero tengo planeado agregar algunos más dentro de poco.
Será hasta otro momento. Un gusto hablar de libros con ustedes (supongamos que haya alguien ahí del otro lado de la pantalla, jaja).

viernes, 10 de mayo de 2013

Odio la temporada de sopa

Empiezan los fríos y con ellos llega la temporada de sopa. Sopa al mediodía y a la noche. Sopa de fideos grandes, de municiones o de cabellos de ángel. Sopa hasta en la sopa. Y me canso de la sopa...
No es que odie la sopa, sino que odio comer sopa cada día, en cada comida. Porque la sopa de mi mamá no es la sopa que me gusta. Extraño la sopa de mi abuela, esa espesa que me hace recordar a los viajes a su casa en mi niñez.
Y también odio la temporada de la sopa porque mi papá es de esas personas que para tomar sopa hacen todo el ruido que pueden. Porque él no lleva la cuchara a la boca, se acerca a la cuchara y chupa la sopa, haciendo todo tipo de ruido molesto. Mi papá es como los de la publicidad de fideos, hace ruido, picotea de la bandeja, etc. de cosas molestas. Incorregible.
Y así, en cada temporada de sopa, con cada plato de sopa, me siento un poco como Mafalda.