miércoles, 28 de agosto de 2013

Lecturas IV

Hace tanto que no escribo alguna reseña o intento de reseña. Pero siempre se puede volver a intentar, ¿cierto? Esta vez haré un rápido repaso de tres libros con distintos tipos de fantasía.

Los Días de la Sombra - Liliana Bodoc

Otra vez, en esta segunda parte de la Saga De Los Confines, Liliana Bodoc demuestra una destreza insólita en el relato de fantasía épica. Y ciertamente sus letras son épicas. En este volumen, la guerra continúa y se vuelve aún más feroz que en el libro anterior. Se introducen nuevos personajes que ganarán tanto corazón como odio. Sin dudas me encantó Wilkilén (no voy a decir qué parte, cuando lo lean lo sabrán). Acción, amor, amistad, criaturas, magia... todo y más, en esta parte de la Saga de Los Confines.
En el dibujo vemos a La Sombra, madre de Misáianes, dibujada por Gonzalo Kenny, ilustrador de la edición de Suma.
Ahora estoy leyendo el tercer libro, Los Días del Fuego.

Los Magos - Lev Grossman
Un libro cuyo tema principal a muchos les recordaría a Harry Potter. Sí, es de un chico que descubre que tiene poder mágicos. Sí, es aceptado en un colegio una universidad de magia. Sí, hay un juego/deporte mágico. Pero no, no es como Harry Potter. Este libro relata las aventura con un tono más juvenil, tal como realmente es la juventud actual. Hay amor, sexo, alcohol, drogas y aventuras en la parte mágica de este mundo... y en Fillory. Lo disfruté muchísimo y se lo recomiendo a todo aquel que le guste la fantasía.

Este libro me gustó. En mi cabeza se creó una estética similar a aquella de Big Fish, película que adoro basada en el libro homónimo del mismo autor. 
El libro recorre la vida de Henry Walker, un mago que vive una gran decadencia en su carrera, relatada desde varios puntos de vista. Historias que se cruzan con fantasías, realidades inverosímiles y una verdad dura.

Hasta la próxima.

jueves, 8 de agosto de 2013

De Escritores Argentinos...

... que desconocía y agradablemente descubrí en mi camino "lectoral". En ese camino conocí a un señor llamado Leopoldo Lugones, cuyo nombre no resonaba en mi cabeza más allá de figura política, de ideologías desconocidas, y de calle Porteña nombrada sucesivamente en casa. El señor resultó ser un fantástico cuentista fantástico, sí. Otro día, hace mucho tiempo, en voz ajena llegaron a mis oídos palabras de cierto cronopio que supo transformarse en el gran escritor admirado por este guardabosque. Esas letras cortazarianas me captaron en ese universo y nunca me dejarán salir de él. Y el universo alguna vez se volvió un laberinto donde me crucé con un hombre ciego de lengua muy experimentada. Letras de lugares que Borges transforma en universos propios. Tan propios como las tierras de los Confines, allí donde los Husiihuilkes defienden las Tierras Fértiles del mal proveniente del viejo continente. Historias de Liliana Bodoc que rememoran sin duda la colonización. Parecidos intencionales. Parecidos como los personajes de Sasturain que me he cruzado en el camino, yendo por vueltas sin sentido. 
Y todavía me quedan muchos grandes escritores argentinos por disfrutar, algunos esperando en mis estantes, otros esperando en la lista de ser comprados, e incluso aquellos que aún no han salido a la luz.

domingo, 4 de agosto de 2013

Cosas, de esas que odio

Odio esos momentos en los que siento que no pertenezco. Odio estar pero quedarme afuera. Odio andar con falsa mueca de sonrisa. Odio mentir ante una pregunta sobre ánimos. Odio no tener a nadie... un buen amigo con quien contar. Odio no tener la capacidad de soltarme. Odio el día del amigo.
Odio seguir siendo un personaje secundario de una historia que ya desconozco. Odio no haber sido correspondido. Odio terminar llorando cuando miro una película, sobre todo si es Perks. Odio escuchar música y pensar en esa persona lejana. Odio seguir pensando imposibilidades. Odio los comentarios, los chistes y las anécdotas. 
Odio ser tan yo mismo y estar solo en esto, mirando las estrellas cada noche, limando asperezas con los pensamientos y los sueños, extrañando y odiando, mas no amando.

Perdón, no son mis mejores tiempos.